domingo, 29 de agosto de 2010

Se ha perdido una Batalla, pero no la Guerra

Es en días como estos en los que la moral se va a los suelos, en los que las victorias anteriores parecen tener menos valor, en los que el esfuerzo de toda la temporada parece no haber servido para nada.
No ha sido el fin de semana deseado. Alonso eligió una configuración aerodinámica orientada a la lluvia que garantizaban los meteorólogos al cien por cien y se equivoco.
Si hubiera caído el diluvio universal sobre Spa muchos estaríamos hablando de la gran visión de carrera que ha tenido el asturiano y probablemente con la moral por las nubes porque es muy posible que Alonso hubiera marcado primero la pole y que después hubiera ganado la carrera. Pueden pasar muchas cosas en una carrera con agua, pero seguro que con lluvia continua todo hubiera sido muy diferente.
Pero no ha sido así, nos hemos tenido que conformar con una salida desde el décimo puesto, y después hemos tenido que luchar toda la carrera contra corriente para al final terminar patinando a falta de 6 vueltas justo cuando comenzaba a llover. Otro fracaso en este mítico circuito en el que se nos resiste la victoria.
Pero así es la lluvia, lo que te da también te lo puede quitar. Y hasta el mejor piloto en esta superficie puede equivocarse.
Y volvemos a la posición a la que estábamos hace prácticamente dos carreras. Hamilton se nos escapa de nuevo como líder del Mundial, a 41 puntos y Webber se queda a 38. Button y Vettel no han puntado, y se mantienen a los 6 y 10 puntos que estaban, algo positivo. O no, porque esto va a entregar prioridad a sus compañeros de equipo en la lucha por el título en las 6 carreras finales.
Menos mal que Vettel no entiende de esas prioridades y sus ansias por ganar, y todo hay que decirlo, la falta de frialdad y de experiencia le está jugando muy malas pasadas.
Es un piloto que hará historia (de hecho ya la está haciendo), pero necesita centrarse y no perder la cabeza en las luchas cuerpo a cuerpo.
Jenson Button en cambio es diferente, ha perdido mucha agresividad desde el Gran Premio de Turquía, agresividad con la que me sorprendió al principio de temporada. No esperaba que le diera tantos problemas a su compañero de equipo.
Pero desde el Gran Premio disputado en tierras otomanas me está decepcionando, esperaba más competitividad por su parte, pero al final como Kovalainen se está convirtiendo en el “payasito” de Lewis Hamilton.
Pero no nos desviemos del tema, Button es un agente externo del que yo por lo menos no esperaba ninguna ayuda en la lucha por el Mundial, y tampoco es su falta de competitividad la culpable de los 41 puntos de diferencia entre Alonso y Hamilton.
Quedan 6 Grandes Premios por delante, Italia, Singapur, Japón, Corea (se supone que finalmente si se disputará), Brasil y Abu Dhabi. Son 150 puntos en juego y puede suceder cualquier cosa. Sigo teniendo fe en nuestro asturiano y sigo pensando que la remontada es posible.
El abandono de hoy (primero con Ferrari ya que el 13º puesto de Malasia finalmente no se contabilizó como abandono) es un golpe muy duro a las aspiraciones de Ferrari y del propio Fernando. Pero la carrera termina cuando aparece la bandera a cuadros, y mientras esta no aparezca puede suceder cualquier cosa.
Ahora muchos estarán empezando a recordar, que si el fallo de Ferrari en Malasia cuando no fueron capaces de calificar antes de que apareciera la lluvia, que si el fallo de China cuando Alonso se saltó el semáforo, que si el fallo de Mónaco cuando se estrelló en los Libres 3, etc…
Sinceramente es en lo que menos he pensado esta tarde desde que se ha terminado la carrera para el asturiano (tampoco me he acordado de la inestimable ayuda de la FIA en Valencia y Silverstone). Porque para mi, hoy empezaba un nuevo Mundial partiendo de cero (aunque tuviéramos una desventaja de 20 puntos respeto al líder). Y un Mundial que ha comenzado hoy no se puede perder 38 vueltas después de su comienzo.
Nadie dijo que fuera a ser fácil (que bonito parecía todo en Bahrein), y esta claro que el camino hasta Abu Dhabi va a estar lleno de sobresaltos y sustos. Pero, ¿a que el año pasado a estas alturas muchos os lamentabais de los dos años perdidos en Renault? Pues señores, ahora estamos en Ferrari y vamos a pelear por este Mundial hasta el final, así que no quiero ver malas caras, porque vamos a ¡GANAR!

martes, 24 de agosto de 2010

24 de Agosto de 2003

24 de Agosto de 2003. Por entonces tenía yo 17 años y llevaba meses siguiendo las carreras de Fórmula 1 esperando ansiosamente esa primera victoria de un español que tanto se había anunciado que podía producir.
Recuerdo que sufrí los abandonos de aquella temporada con una rabia realmente profunda. Algo realmente extraño porque no sentía tanto amor por ese deporte como para cogerme esos ‘cabreos’. O eso creía yo…
Aquel día se anunciaba como el mejor posible, Alonso había conseguido la Pole el día anterior y salir primero era fundamental en un circuito en el que las posibilidades de adelantar eran escasas. El mítico circuito de Hungaroring, al que los Alonsistas siempre le tendremos un cariño especial. Y yo más todavía, ya que su vida comenzó cuando la comenzó en la mía, en 1986.
Recuerdo que Fernando lideró 69 de las 70 vueltas que tuvo la carrera. La única que no llevó su nombre fue liderada por un Kimi Raikkonen del muy poco conocía yo entonces. Un par de meses después le apoyé en su vana lucha contra el invencible ‘Kaiser’.
Yo no tenía ni la más mínima idea de que el caprichoso destino nos reservaba a los es
pañoles el privilegio de vivir dos años después el fin de la era ganadora de Schumacher, para dar paso a un nuevo Campeón al que aún le quedan muchos títulos por ganar.
Recuerdo también que aquella carrera se pudo por ver por ‘La 2’, que era la cadena que entonces ofrecía una poco interesante Fórmula 1 dentro de nuestras fronteras.
Y por supuesto recuerdo como comencé a gritar de emoción cuando Alonso cruzó la meta. Aquel día no lloré, creo que aun no tenía la sensibilidad que tengo ahora. Pero a pesar de no llorar recuerdo que sentí una emoción especial, la fecha quedó grabada a fuego en mi mente, 24 de Agosto de 2003. La fecha en la que un asturiano de 22 años y 26 días se convertía en el piloto
más joven en la Historia de la Fórmula 1 en ganar una carrera.
El anuncio del Colacao que protagonizaba el propio Alonso por aquel entonces sirvió al día siguiente para ilustrar la hazaña de nuestro Campeón en la portada de Marca. Ese de “a los 3 me pedí un Kart, a los 10 me pedí ser Campeón” y a los 22, como tituló marca, se pidió “la gloria”.
Dos años y un mes más tarde Marca rezaba en su portada “Esta noche soñaremos que somos campeones del mundo de fórmula 1”. Al día siguiente el sueño se hizo realidad, y ese día si que lloré.
Fue uno de los días más emocionantes de mi vida. Yo estaba por aquellos días ingresado en el hospital y conseguí después de mucho pelear con los médicos que me dejarán irme a mi casa para poder ver la Victoria en mi televisión. Era una ocasión histórica que no quería vivir en el Hospital.
Fue un cúmulo de sensaciones muy especial que me ayudaron a llevar mejor la carga que llevaba por aquel entonces.
Después vendría el segundo Campeonato, a continuación ese año en “La jungla de Cristal” como la denominaba Alonso, los dos años de vuelta a Renault en los que pudimos vivir más de una victoria especial y hoy por fin lo tenemos en Ferrari.
Siete años después de comenzar su racha ganadora Alonso se encuentra en la mejor escudería de historia y volviendo al circuito en el que dio su primer paso para pilotar un Fórmula 1, el circuito de Spa-Francochamps. Fue en este circuito donde en el año 2000 consiguió una victoria mítica en la ya desaparecida categoría de Fórmula 3000 que le llevaría directamente al asiento de un Minardi al año siguiente.
Muchas cosas han cambiado en todo este tiempo. Antes peleábamos por arrebatarle alguna victoria a Schumacher. Hoy peleamos con Sebastián Vettel y Lewis Hamilton por un puesto en la Historia. El tiempo se encargará de colocar a cada uno en su lugar dentro de la Historia., pero mi corazón ya eligió hace mucho al piloto que nunca dejará de acompañarme en cada zancada que doy cuando corro, en cada balón que peleo cuando juego al fútbol, en casa sentimiento de superación que surge dentro de mi cuando pienso en el abandono… Y es que hace mucho que me contagié de su espíritu Ganador.