miércoles, 27 de abril de 2011

Atraco en el Bernabéu

Estas palabras van dedicadas a todas aquellas personas que un año más han conseguido que la mejor competición del mundo se convierta en una farsa, representada por 32 equipos en su fase final para que al final solo la pueda ganar el que la UEFA quiere que gane, es decir el Fútbol Club Barcelona.
Si alguien dentro del sector del barcelonismo tuviera un poco de vergüenza me reconocería ahora mismo que lo que está sucediendo en los últimos años dentro del mundo del fútbol no tiene nombre.
Intento cargar mis palabras de ira, pero no hay ahora mismo expresiones suficientes para describir la impotencia que siento ante lo que he visto esta noche.
¿Cómo se pueden destrozar 8 meses de competición en tan solo un minuto? No se puede tener tan poca vergüenza. El árbitro de esta noche estaba designado por Ángel María Villar, porque al señor Guardiola no le gustaba el árbitro portugués que debía arbitrar el encuentro.
Y como siempre, árbitro designado para eliminatoria del Barcelona, arbitro que termina ayudando al Barcelona de una forma u otra. Es vergonzoso que la mejor competición del mundo se vea manchada con esta lacra de la corrupción.
Esta noche como les han echado el ‘cable’ del año el señor Guardiola ya no tiene necesidad de hablar de los árbitros. Que poca vergüenza que tenéis.
Solo espero que recibáis vuestro castigo deportivo dentro del terreno de juego, aunque sé que esto es mucho pedir, porque al final siempre os termináis saliendo con la vuestra. Si queréis Champions, Champions al bolsillo. ¿Qué hay que eliminar al Arsenal? Se le elimina fácil, expulsión de Van Persie y fuera. ¿Qué hay que eliminar al Real Madrid? Pues convertimos una plancha como mucho sancionable con amarilla, si es que era tal, en una roja. Y a ser posible nos cargamos al hombre que ha secado a Messi en los dos últimos Real Madrid- Barcelona. Y así Messi podrá volver a ser Dios que era antes de que Pepe se interpusiera en su camino. No tenéis vergüenza ni la conocéis.
Y voy a terminar esta blog aquí, porque mi estado de salud es demasiado delicado como para ponerme a contar todas las verdades que tendría que contar líneas. Me enerva que robe con tanta impunidad. Ojalá algún día se descubra y salga a la luz toda la corrupción que se esconde detrás del Señor Villar. Señor por decirle algo, porque los señores no ROBAN.

domingo, 24 de abril de 2011

La última vez que vistió de Blanco

Es curioso cómo puede llegar a cambiar la perspectiva de una vida en tan solo un día.
Un 24 de Abril de 2005, tal día como hoy, Fernando Alonso comenzó a socavar el mito de Michael Schumacher. El asturiano comenzó a enterrar el mito del HeptaCampeón del Mundo, para erigirse como así como el nuevo ‘Kaiser’ de la Fórmula 1.

En una mítica carrera disputada en Ímola, el de Renault tuvo que aguantar durante 13 vueltas las embestidas del piloto de la ‘Scuderia’ para poder subir al primer cajón del podio. Para que al final de la carrera el español se bajara del coche, que entonces llevaba el’5’ en su morro, y dijera “Yo estaba tranquilo, no tenía hueco por donde pasarme”. En tan solo un día muchos comprendieron que se acababa una época y comenzaba otra.

Y eso fue lo que sucedió el 24 de Abril de 2010, que se acabó una época. ¿Quién le iba a decir a Raúl ese día que el mismo estadio que le vio nacer como futbolista del Real Madrid le vería disputar su último partido como blanco?

Las emociones se entremezclaron en mi cabeza aquel día hasta un punto que no podría haber imaginado de ninguna forma 24 horas antes.

Los periodistas solo hacían que hablar de una posible última visita del ‘7’ al estadio en el que fue bautizado. Yo me resistía a creerlo por más veces que lo leía.

Pero cuando vi al ‘gran capitán’ en el banquillo con esos gestos de rabia que aún no he podido olvidar, algo se me rompió en el corazón. Algo me decía que Raúl se lamentaba porque muy posiblemente acababa de decir adiós a la temporada y por lo tanto adiós a la posibilidad de disputar su último partido en el Bernabéu.

En las semanas posteriores intenté razonar todas las posibilidades que pudieran explicar el porqué de esos gestos de rabia, pero a medida que el calendario avanzaba hacia indeseado 26 de Julio lo iba teniendo cada vez más claro. Al final se cumplieron los peores augurios y abandonó el Real Madrid. Creo que no hace explicar porque considero que ese día fue un día indeseado.

Fue el fin de una época para el Madridismo, el punto y final a un mito que jamás volvería a vestir la elástica blanca.

Pero no es mi intención recordar el final de la historia, sino recordar el camino recorrido hasta llegar a él. Y en ese camino recorrido quedaron marcados todos los que gestos que Raúl realizó en ‘La Romareda’ hace hoy un año.

Su entrada al campo desde el banquillo en el minuto 14 de partido fue ya algo especial, pues sin esperarlo Raúl iba a tener 75 minutos por delante para poder hacer otro golito más para su cuenta. Como imaginar que ese gol, el último con la camiseta blanca que haría, sería además el más heroico de todos.

Manolo Lama lo llamó el ‘gol del cojo’, y no falló en la definición, porque Raúl lo marcó dos minutos después de haber sufrido un esguince que le hizo decir adiós a la temporada.

Cualquier otro futbolista se hubiera retirado a la banda o se hubiera perdido por el círculo central buscando el cambio desesperadamente para poder aliviar el dolor que le hacía odiar el tobillo con todas sus fuerzas (al menos es lo que yo siento con los esguinces jaja).

Otro se hubiera tirado al suelo y simplemente hubiera esperado a que algún compañero tirara el balón fuera del campo para que así entraran las asistencias.

Pero Raúl no podía hacer eso, porque el marcador era de 0-0 y su equipo necesitaba los tres puntos para seguir vivo en la lucha por la Liga. Así que se sumó al ataque de los suyos, y como si esperara a que esa jugada se fuera a grabar en piedra, como si supiera que ese iba a ser su último gol de blanco, como si supiera que iba a ser su última leyenda escrita en ese gran libro del madridismo recibió el pase de la muerte de ese que está marcado a ser el Di Stéfano del Siglo XXI, de ese que ya ha comenzado a cambiar la historia del Madridismo, de ese que nunca pasa porque quiere marcar él, Cristiano Ronaldo.

Lo que muchos no saben es el respeto y admiración que tiene el ahora ‘7’ del Real Madrid por el ‘Gran Capitán’. Ser el asistente del último gol de Raúl de blanco es una de las grandes gestas que Cristiano contará a sus hijos y nietos cuando les hable de cómo cambió la historia del Real Madrid. Les contará que antes de empezar a ganar títulos vestido de blanco jugó con el incombustible Raúl, la leyenda que nunca se cansó de batir records.

El ‘7’ eterno remató el balón a las redes, y con ese esguince renqueante en su tobillo comenzó a correr y gritar. Sabía que acababa de hacer un gol histórico. No solo acababa de superar los 227 goles en Liga de Don Alfredo Di Stéfano, sino que acababa de marcar su gol 323 como Madridista, una marca que tardara muchos años en superarse. El único que de momento ‘parece’ amenazar esta marca se llama Cristiano Ronaldo, y por desgracia no creo que permanezca tantos años en el Real Madrid.

Raúl consiguió otra gesta más en este legendario 24 de Abril, ya que con ese 0-1 Raúl inauguraba de nuevo un marcador en competición Liguera, siendo la 77ª vez que lo conseguía e igualando el record del mito madridista Hugo Sánchez. Hasta este día el mexicano era el futbolista que más veces lo había logrado, ahora ambos comparten el record.

El mítico gol llegó en el minuto 50, y tan solo uno después el ‘7’ abandonaba el campo por última vez vestido de blanco.

Ya nunca más volvería a vestir la ‘blanca’ en partido oficial. Ya nunca más el Bernabéu volvería a gritar un gol suyo, ya nunca más el video marcador del Bernabéu anunciaría su nombre entre los titulares blancos. ..

Y a pesar de saber que todo lo que tiene un principio tiene un fin, este fin ha sido demasiado prematuro para muchos madridistas, que esperábamos ver ligado el nombre de Raúl eternamente al del Real Madrid. Pero las vueltas que puede llegar a dar la vida, a día de hoy el ‘7’ de Europa está en las semifinales de Champions y velando por intentar cumplir el sueño de todo el madridismo, ver una final de Liga de Campeones entre el Real Madrid y el Schalke 04.

Si borraran todos los recuerdos de mi memoria y tan solo consiguiera recordar este 24 de Abril como la única vez que Raúl vistió la camiseta del Real Madrid lo seguiría recordando como la misma Leyenda que veo después de 741 partidos de blanco. Al ‘7’ le bastaron solo 35 minutos en el campo para recordar lo que fue durante 16 años. Entrega, lucha, sacrificio y sobre todo ambición.

Si un año sin verle vestir la camiseta del Real Madrid me ha parecido una eternidad, ¿Qué me parecerá el resto de mi vida?

jueves, 21 de abril de 2011

Un 20 de Abril de 2011

El deporte ha traído a mi vida algunas de las mejores experiencias que he sentido nunca. Nunca podré olvidar lo que sentí el 20 de Mayo de 1998, cuando vi como Mijatovic regateaba a Peruzzi y terminaba cruzando la pelota al fondo la portería del Amsterdam Arena, consiguiendo así romper una sequía que se alargaba ya 32 años en la mejor competiciones de clubes del Mundo, precisamente para el club más laureado de la competición.
A día de hoy aún se me ponen erizan los pelos contemplando ese gol, y sigo recordando perfectamente cómo se desató la locura en mi casa en aquel momento.

Este es el mejor recuerdo que tengo, el más bonito, no solo por lo que representa en lo deportivo, sino por la asociación que tiene a las sensaciones que sentí en su momento y a lo especial que me sentí aquel día.

Desde aquella noche mágica he visto al Real Madrid ganar casi todo. Le he visto conquistar Ligas, algunas imposibles, como la de las romantadas de Capello (¡menuda LIGA!), le he visto ganar otras dos Champions, dos Intercontinentales (una de ellas ganadas con una genialidad de mi ídolo), 4 Supercopas de España y 1 de Europa (como se resistió esta competición). Pero me faltaba algo por vivir, algo que aunque parezca increíble Raúl nunca tendrá en su palmarés con el Real Madrid, la Copa del Rey.

La competición que los madridistas hemos estado sin poder ganar durante 18 años. Comparados con los 32 que se resistió la Champions pueden parecer poquitos, pero no los son.

Una amiga de la infancia me recordó hace unos pocos días que yo ya era madridista mucho antes de entender cómo se jugaba al fútbol. Me devolvió recuerdos olvidados, entre ellos el de mi antipatía hacia el Barcelonismo. La última Copa que ganó el Real Madrid se remonta a este momento de mi vida, un momento en el que yo era del Real Madrid porque mi padre también lo era, y para nada alcanzaba a comprender donde residía la grandeza de los Michel, Butragueño, Zamorano o Buyo. Cuantas alegrías me iba a dar Zamorano unos años después.

Raúl en este entonces aún era una promesa, recién adquirida por la cantera blanca después de la descomposición de la cantera del Atlético de Madrid.

No recuerdo nada de aquella final que el Real Madrid le ganó al Zaragoza por 2-0. Con todos los recuerdos que tengo en mi cabeza y todas las alegrías que me ha dado el fútbol, aún a mis 25 años se me resistía una de las competiciones favoritas del Real Madrid, esa que en la por desgracia ha perdido más finales de las que ha ganado (19 por 18), pero tranquilos, que esto cambiará con Mourinho.

Todo ello unido a las dos finales que había vivido hasta ayer (las fatídicas del 2002 y 2004) me llevaron a andar un camino que anoche me llevó hasta a Valencia. Una ciudad a la que no acudí muy convencido de que pudiera darme con una sonrisa de oreja a oreja. Pero acudí al fin y al cabo, con una pequeña esperanza, pues era una ocasión histórica, y como me dijo una amiga “igual le traes suerte al Real Madrid”.

Pues suerte no sé si le di, pero sé que todo lo que todo lo que viví ayer no lo voy a borrar jamás de mi retina. Ver a tanto madridista con camisetas blancas, de los años 90 y 2000, y incluso alguna de los 80. Ver a tanto ‘Raúl’, por la ‘Fan Zone’. Escuchar esos cánticos, algunos demasiados macabros, y otros demasiado emocionantes para poder comprobar que hay figuras del Madridismo que nunca se olvidarán. Ver como Tomás Roncero se subía a una Cibeles de plástico para besarla y después enseñar el escudó que lleva en su corazón, y como este ‘crack’ (porque no tiene otro apelativo posible) se metía entre la muchedumbre para salir y no negaba una sola foto. Ver como un Campeón del Tour de Francia aparecía por la zona y tan solo con nombrarle por su nombre de pila pararse y muy amablemente compartir su madridismo con nosotros. Ese “como mola esto, ¿no?” de Oscar Pereiro será una conversación que nunca olvidaremos yo y mis amigos. ¡Qué puntazo!

Si esto ya os parece emocionante, imaginar la alegría que le puede dar a uno el conocer a dos amigas con las que ha hablado 1.000 veces por internet, pero a las que nunca ha podido ver en persona. Ver a dos personas que siempre están de aquí para allá siguiendo al Real Madrid por media España, y a las que nunca puedes conocer porque tu trabajo no te da tiempo para asistir a estos eventos. Ayer si pude compartir esa experiencia con ellas, y a pesar de que nos costó nuestra hora y media poder encontrarnos, por fin pude conocer en persona a Alma y Cristina. Otro pequeño detalle que hizo muy especial este 20 de Abril de 2011. Y es que no todos los días se conoce en persona a dos grandes Raulistas como ellas. Tan solo uno de los tres llevaba camiseta de Raúl (Alma). Cristina llevaba una del Pipita, y a Raúl lo llevaba en el corazón (que por cierto queda en su perfil bueno XD), por supuesto. Y yo llevaba la camiseta del que sería para muchos héroe de la noche (CR7), y creo que no hace falta que diga que también llevaba a Raúl en el corazón. Me arrepentí de no haberme puesto la camiseta del ‘7’ eterno, para que todos los que me la vieran puesta supieran que yo tampoco me olvido de él. Pero al final de la noche acabé vistiendo la camiseta del Goleador de la final, y eso también es un puntazo.

Después de esta gran experiencia vivida en la ‘fan zone’, por la que ya valía la pena haber hecho el viaje y haberse gastado el tiempo y el dinero aún quedaba lo más grande por vivir.

Aún quedaban por derramar unas lágrimas por una competición que hacía 18 años que no ganábamos, y que yo aún no podía contar en mi palmarés particular. El gol anulado a Pedrito me hundió en la silla, y cuando ya me arrepentía de encontrarme entre demasiados culés en la ciudad de Valencia, un madridista saltó de su silla para decirme “¡Lo ha anulado! ¡Lo ha anulado!”.

Aquello me hizo saltar de la silla y me dio la vida que parecía que se acababa de desvanecer.

El desenlace posterior todos lo conocéis, gol de Cristiano Ronaldo en el minuto 102 de la prórroga. Ahí ya casi se me saltaron las lágrimas. Los 19 minutos posteriores los tuve que pasar tomando aire, entrando y saliendo del bar, y pasando uno de los peores ratos que recuerdo. Era demasiada presión, demasiado tiempo sin ver al Real Madrid ganar una Copa del Rey.

Y cuando por fin acabó el sufrimiento y el árbitro señaló el final no pude saltar de la emoción. Quería gritar, volverme loco, pero había conmigo amigos del Barça, que se comportaron de 10 durante el partido, y no pude exaltarme. Quise reconocerles como de bien se habían comportado y como de bien asumían la derrota.

No pude evitar derramar unas lágrimas, al igual que otro amigo, que también sentía lo mismo que yo. No podía ser que el Real Madrid estuviera tantos años sin ganar este título. Pero esa pesadilla ya se acabó, es una pesadilla que enterramos en Valencia. Cuando los malos sueños se acaban ya no parecen ni tan malos ni tan terribles. Este ha durado muchos años.

Y después ya solo quedó por vivir la locura colectiva, viendo como algunos de mis amigos del Barcelona se cambiaban al Real Madrid (yo nunca lo hubiera hecho a la inversa, tenerlo claro), y viendo como las afueras del Mestalla se abarrotaban de madridista felices por el sufrimiento vivido durante los 120 minutos.

El único mal recuerdo que guardaré de este día fue el de ver como un aficionado al fútbol sufría la agresión de un grupo de ‘individuos’ (por no denominarlos de otra forma) del equipo contrario. Esto no es fútbol, y aunque no lo hayan recogidos los medios deportivos en sus informaciones por desgracia sucedió y más de una vez a lo largo de la noche. Esta lacra se tiene que acabar. Al fútbol se va a disfrutar y no a apalear al rival.

Y así se cuenta un 20 de Abril de 2011, un día que ya nunca olvidaré, como tampoco olvidaré a los que me acompañaron en la experiencia, tanto en la proximidad como en la distancia.