El deporte ha traído a mi vida algunas de las mejores experiencias que he sentido nunca. Nunca podré olvidar lo que sentí el 20 de Mayo de 1998, cuando vi como Mijatovic regateaba a Peruzzi y terminaba cruzando la pelota al fondo la portería del Amsterdam Arena, consiguiendo así romper una sequía que se alargaba ya 32 años en la mejor competiciones de clubes del Mundo, precisamente para el club más laureado de la competición.
A día de hoy aún se me ponen erizan los pelos contemplando ese gol, y sigo recordando perfectamente cómo se desató la locura en mi casa en aquel momento.
Este es el mejor recuerdo que tengo, el más bonito, no solo por lo que representa en lo deportivo, sino por la asociación que tiene a las sensaciones que sentí en su momento y a lo especial que me sentí aquel día.
Desde aquella noche mágica he visto al Real Madrid ganar casi todo. Le he visto conquistar Ligas, algunas imposibles, como la de las romantadas de Capello (¡menuda LIGA!), le he visto ganar otras dos Champions, dos Intercontinentales (una de ellas ganadas con una genialidad de mi ídolo), 4 Supercopas de España y 1 de Europa (como se resistió esta competición). Pero me faltaba algo por vivir, algo que aunque parezca increíble Raúl nunca tendrá en su palmarés con el Real Madrid, la Copa del Rey.
La competición que los madridistas hemos estado sin poder ganar durante 18 años. Comparados con los 32 que se resistió la Champions pueden parecer poquitos, pero no los son.
Una amiga de la infancia me recordó hace unos pocos días que yo ya era madridista mucho antes de entender cómo se jugaba al fútbol. Me devolvió recuerdos olvidados, entre ellos el de mi antipatía hacia el Barcelonismo. La última Copa que ganó el Real Madrid se remonta a este momento de mi vida, un momento en el que yo era del Real Madrid porque mi padre también lo era, y para nada alcanzaba a comprender donde residía la grandeza de los Michel, Butragueño, Zamorano o Buyo. Cuantas alegrías me iba a dar Zamorano unos años después.
Raúl en este entonces aún era una promesa, recién adquirida por la cantera blanca después de la descomposición de la cantera del Atlético de Madrid.
No recuerdo nada de aquella final que el Real Madrid le ganó al Zaragoza por 2-0. Con todos los recuerdos que tengo en mi cabeza y todas las alegrías que me ha dado el fútbol, aún a mis 25 años se me resistía una de las competiciones favoritas del Real Madrid, esa que en la por desgracia ha perdido más finales de las que ha ganado (19 por 18), pero tranquilos, que esto cambiará con Mourinho.
Todo ello unido a las dos finales que había vivido hasta ayer (las fatídicas del 2002 y 2004) me llevaron a andar un camino que anoche me llevó hasta a Valencia. Una ciudad a la que no acudí muy convencido de que pudiera darme con una sonrisa de oreja a oreja. Pero acudí al fin y al cabo, con una pequeña esperanza, pues era una ocasión histórica, y como me dijo una amiga “igual le traes suerte al Real Madrid”.
Pues suerte no sé si le di, pero sé que todo lo que todo lo que viví ayer no lo voy a borrar jamás de mi retina. Ver a tanto madridista con camisetas blancas, de los años 90 y 2000, y incluso alguna de los 80. Ver a tanto ‘Raúl’, por la ‘Fan Zone’. Escuchar esos cánticos, algunos demasiados macabros, y otros demasiado emocionantes para poder comprobar que hay figuras del Madridismo que nunca se olvidarán. Ver como Tomás Roncero se subía a una Cibeles de plástico para besarla y después enseñar el escudó que lleva en su corazón, y como este ‘crack’ (porque no tiene otro apelativo posible) se metía entre la muchedumbre para salir y no negaba una sola foto. Ver como un Campeón del Tour de Francia aparecía por la zona y tan solo con nombrarle por su nombre de pila pararse y muy amablemente compartir su madridismo con nosotros. Ese “como mola esto, ¿no?” de Oscar Pereiro será una conversación que nunca olvidaremos yo y mis amigos. ¡Qué puntazo!
Si esto ya os parece emocionante, imaginar la alegría que le puede dar a uno el conocer a dos amigas con las que ha hablado 1.000 veces por internet, pero a las que nunca ha podido ver en persona. Ver a dos personas que siempre están de aquí para allá siguiendo al Real Madrid por media España, y a las que nunca puedes conocer porque tu trabajo no te da tiempo para asistir a estos eventos. Ayer si pude compartir esa experiencia con ellas, y a pesar de que nos costó nuestra hora y media poder encontrarnos, por fin pude conocer en persona a Alma y Cristina. Otro pequeño detalle que hizo muy especial este 20 de Abril de 2011. Y es que no todos los días se conoce en persona a dos grandes Raulistas como ellas. Tan solo uno de los tres llevaba camiseta de Raúl (Alma). Cristina llevaba una del Pipita, y a Raúl lo llevaba en el corazón (que por cierto queda en su perfil bueno XD), por supuesto. Y yo llevaba la camiseta del que sería para muchos héroe de la noche (CR7), y creo que no hace falta que diga que también llevaba a Raúl en el corazón. Me arrepentí de no haberme puesto la camiseta del ‘7’ eterno, para que todos los que me la vieran puesta supieran que yo tampoco me olvido de él. Pero al final de la noche acabé vistiendo la camiseta del Goleador de la final, y eso también es un puntazo.
Después de esta gran experiencia vivida en la ‘fan zone’, por la que ya valía la pena haber hecho el viaje y haberse gastado el tiempo y el dinero aún quedaba lo más grande por vivir.
Aún quedaban por derramar unas lágrimas por una competición que hacía 18 años que no ganábamos, y que yo aún no podía contar en mi palmarés particular. El gol anulado a Pedrito me hundió en la silla, y cuando ya me arrepentía de encontrarme entre demasiados culés en la ciudad de Valencia, un madridista saltó de su silla para decirme “¡Lo ha anulado! ¡Lo ha anulado!”.
Aquello me hizo saltar de la silla y me dio la vida que parecía que se acababa de desvanecer.
El desenlace posterior todos lo conocéis, gol de Cristiano Ronaldo en el minuto 102 de la prórroga. Ahí ya casi se me saltaron las lágrimas. Los 19 minutos posteriores los tuve que pasar tomando aire, entrando y saliendo del bar, y pasando uno de los peores ratos que recuerdo. Era demasiada presión, demasiado tiempo sin ver al Real Madrid ganar una Copa del Rey.
Y cuando por fin acabó el sufrimiento y el árbitro señaló el final no pude saltar de la emoción. Quería gritar, volverme loco, pero había conmigo amigos del Barça, que se comportaron de 10 durante el partido, y no pude exaltarme. Quise reconocerles como de bien se habían comportado y como de bien asumían la derrota.
No pude evitar derramar unas lágrimas, al igual que otro amigo, que también sentía lo mismo que yo. No podía ser que el Real Madrid estuviera tantos años sin ganar este título. Pero esa pesadilla ya se acabó, es una pesadilla que enterramos en Valencia. Cuando los malos sueños se acaban ya no parecen ni tan malos ni tan terribles. Este ha durado muchos años.
Y después ya solo quedó por vivir la locura colectiva, viendo como algunos de mis amigos del Barcelona se cambiaban al Real Madrid (yo nunca lo hubiera hecho a la inversa, tenerlo claro), y viendo como las afueras del Mestalla se abarrotaban de madridista felices por el sufrimiento vivido durante los 120 minutos.
El único mal recuerdo que guardaré de este día fue el de ver como un aficionado al fútbol sufría la agresión de un grupo de ‘individuos’ (por no denominarlos de otra forma) del equipo contrario. Esto no es fútbol, y aunque no lo hayan recogidos los medios deportivos en sus informaciones por desgracia sucedió y más de una vez a lo largo de la noche. Esta lacra se tiene que acabar. Al fútbol se va a disfrutar y no a apalear al rival.
Y así se cuenta un 20 de Abril de 2011, un día que ya nunca olvidaré, como tampoco olvidaré a los que me acompañaron en la experiencia, tanto en la proximidad como en la distancia.
Pelos de punta. Me hubiera encantado poder estar ahí tío pero al final me resultó imposible. Muy grande.
ResponderEliminarHubiera sido la Rehostia si hubieras venido! A la próxima, ok?
ResponderEliminarQue bonito Sergio. Gracias por acordarte de mí a la hora de escribir estas palabras. Para mí también fue un día muy especial, tenía muchas ganas de conocerte, al fin, en personas. Valió la pena esa hora y media de llamadas, mensajes, etc. etc. jajajajaja
ResponderEliminarHasta la próxima, crack,
Como no me iba a acordar? Formas parte de uno de los mejores días de mi vida! jajajaja
ResponderEliminarAdemás ayudaste con tu compañia a que así fuera :)
Hasta la proxima Raulista ;)