No es la primera vez que lo digo, pero lo tengo que volver a repetir. Cuanto te puede cambiar la vida en tan solo 2 horas.
A las 7:50 nos daban el primer palo de la mañana. Se aborta la salida y se decide salir detrás del safety-car. Qué casualidad, para una salida que se promete alucinante para el F10 se decide abortar a pesar de la que lluvia no cae en exceso. Que difíciles de entender son los designios ‘divinos’ de la FIA.
Y que feo que pintaba el panorama para Fernando Alonso a las 8:30 de la mañana (hora española), con tan solo 4 vueltas rodadas en el Circuito de Yeongam (todas ellas detrás del coche de seguridad y sin posibilidad de adelantar), la carrera suspendida hasta nuevo aviso y sin visos claros de poder retomarla en algún momento.
El cielo tardó una hora en abrirse, hasta algo más de las 9 no se pudo retomar la carrera, y por si no había suficiente el inconveniente de haber comenzado una carrera con salida abortada privando a Magic de su posibilidad más clara de adelantar a los Red Bull sin tener que jugarse el tipo durante la carrera, se avisaba que el segundo comienzo de carrera iba a prolongar la estancia del Safety-car más de una vuelta en pista. Eso implicaba más lentitud de carrera, más consumo de la luz diaria a una velocidad baja de carrera y por lo tanto un gran riesgo de que no se pudieran completar las 42 vueltas necesarias que supusieran un 75% de la carrera disputada y así optar a conseguir la totalidad de puntos. Algo realmente negativo para nuestro Campeón, que necesitaba sumar 25, 18 o 15 puntos y no los 12.5, 9 o 7.5 puntos que te ofrece una carrera abortada antes de su tres cuartas partes.
Ya se habían dado más de dos vueltas al trazado, y esto según el reglamento implicaba que cualquier resultado que prevaleciera desde ese momento sería un resultado oficial y que contabilizaría traducido en puntos para la clasificación.
Vamos que sin comerlo ni beberlo parecía que se nos escapaba una carrera en un circuito propicio para le F10 y encima los Red Bull nos iban a meter más diferencia de puntos en la clasificación. Después de ésta ya solo quedarían 2 carreras, con un Interlagos favorable a Ferrari y un Abu Dhabi favorable a los Toros Rojos (el panorama pintaba muy gris).
Los nervios desbordaban a los alonsistas y el futuro inmediato no pintaba bien. Se retoma la carrera y el coche de seguridad se mantiene una vuelta tras otra en pista hasta la 17. Que larga se ha hecho la espera, y cuando miedo teníamos todos una vez se han apagado la luces del Safety Car. Temíamos a quien teníamos detrás, a Lewis Hamilton.
Por suerte el relanzamiento final no ha supuesto ningún peligro por parte del británico, que ni siquiera se ha acercado a Fernando en la primera frenada.
La carrera trascurría por un guión muy extraño, Vettel conseguía meterles entre 1 y 2 segundos a Webber y Fernando en cada vuelta. Estaba claro que a Mark le valía con ser segundo y no tenía ninguna intención de arriesgar ese puesto. Pero entonces sucedió algo que creo que nadie podía esperar. El hasta ese momento líder del Mundial, Mark Webber, se equivocó.
Después de un año cercano a la perfección cometió un error que puede costarle un Mundial. Pisó un piano más de la cuenta y perdió el control de su monoplaza. Termino realizando un trompo y estrellándose contra uno de los muros del circuito Coreano. Y por si quedaba alguna duda de que el monoplaza estaba Out, Nico Rosberg se lo encontró y no pudo evitar envestirlo dejándolo sin la mitad derecha de la parte trasera del monoplaza.
Fin de la carrera para Mark Webber, todo daba un vuelco inesperado. De repente Sebastián Vettel era no solo líder de carrera, sino también del Mundial. Fernando ganaba una posición y conseguía 9 o 18 puntos, un mal menor comparado con lo que suponía ser tercero detrás de los Red Bull. Desde ese momento el objetivo que teníamos todos entre ceja y ceja estaba más que claro. Tenían que completarse 42 vueltas de carrera como fuera para que se repartieran la totalidad de los puntos y dejar a Mark Webber por detrás en la clasificación. Con la mitad de los puntos el australiano seguía por delante del piloto de Ferrari.
Se firmaba el segundo puesto detrás de Vettel y los safety car nos alejaban de ese objetivo a medida que disminuía la luz solar en pista.
Para más INRI todo se torció más de la cuenta cuando Fernando y Vettel decidieron entrar a boxes y cambiar neumáticos con el safety en el asfalto. La pistola neumática de la rueda delantera derecha se quedó atascada y perdió demasiado tiempo.
Lewis Hamilton le pasó en pista y perdíamos 3 puntos importantísimos. Había que recuperar esa posición como fuera.
No tardamos mucho en recuperarnos del susto, porque dos vueltas después el Campeón Británico nos devolvía el favor en forma de regalo con una pasada de frenada al final de la primera curva. El asturiano volvía a recuperar el segundo puesto y retomaba su posición detrás de Vettel.
Intentó ponerlo nervioso durante muchas vueltas marcando vuelta rápida tras vuelta rápida. Pero el alemán no se quedaba atrás y marcaba un ritmo infernal. Y cuando ya se habían completado más de las 42 vueltas necesarias para sumar todos los puntos y parecía que Fernando podría aguantar las envestidas de Hamilton por detrás para quedarse con el segundo puesto, Vettel desfalleció.
Su motor se rompió en el peor momento posible, cuando por fin acariciaba el liderato del Mundial. El astuariano le adelantaba al final de la primera curva del circuito y todos empezamos a ver un panorama completamente diferente. Sebastian terminaba abandonando y dejándose muchas posibilidades de ser campeón sobre el asfalto de Corea. Que largas se hacían las 8 vueltas que quedaban por delante.
Cuando solo quedaban cuatro, Hamilton quedó descartado para la victoria por falta de neumáticos. Sus vueltas empezaron a ser entre 4 y 5 segundos más lentas que las de Fernando, ya solo quedaba rematar la faena y no cometer ningún error para cerrar una carrera perfecta en las aspiraciones al campeonato.
Alonso veía la bandera a cuadros y conseguía la 26ª Victoria de su carrera deportiva. Una de las más duras y peleadas después de todas las inclemencias y de todos los inconvenientes que ha tenido que ir sorteando el Bicampeón (incluido el monoplaza de Webber, que ya sin control casi le deja fuera de carrera).
Que importante es esta victoria, y que lección de pilotaje sin errores ha dado hoy Fernando. ¿Quien decía que no sabía conducir bajo la lluvia? ¿Quién decía que había perdido esa magia en agua? Hoy ha sido el piloto con más cabeza de todos y ha conseguido mantenerse en pista para acabar, que era el objetivo final visto el panorama.
Ah, para los que crean que Fernando ha jugado en plan conservador en el día de hoy, un dato. El asturiano ha marcado la quinta vuelta rápida del año (nadie tiene tantas).
Pero esto no ha acabado ni mucho menos, ahora queda rematar la faena. En Interlagos hay que salir a ganar la carrera para descartar a la mayoría de rivales por el título. Y en el caso de que Webber solo consiguiera ser quinto, para ser Tricampeones. Aunque esta es una batalla que habrá que valorar dentro de 14 días. Mientras tanto vamos a disfrutar de lo que hoy nos ha tocado vivir.
¡Grande Magic Alonso!
No hay comentarios:
Publicar un comentario